refrescos
vivir con la calavera esposada
con el hacha a punto de cortar
las balas prestas a sucumbirnos el rostro
osamenta compañera de baile y de cama
esqueleto vecino y mandamás
dormir en el ataúd por si las pulgas
vestir de blanco y rezar
beba refrescos marca naufragio
despeñamiento
nota roja
cómase noviembre en un pan
vivir como si nos fuera a dar un golpe
de aire
contraído el cuerpo en un reflejo
los brazos tensos
levantados en una guardia inútil
perentoria
chivo expiatorio
hay un chivo que se traga lo que escribo
es un santo animal que vive en el interior
de la vivienda
su hambre se llama libertad de género
de número y sintagma
la electricidad lo desparrama pero vuelve
al acecho de los juegos más gélidos
a cruzar los puentes y las marcas
con sus cuernos y listones
he tratado varias veces de prenderle fuego
en leña verde
pero se convierte en agua que se filtra
por el suelo de las cuatro estaciones
de los cuatro instrumentos musicales
el vecino tiene un cerdo que grita consignas
más allá merodea un rinoceronte
llamado tiranía en la lluvia
mastica los utensilios del poeta
le roe las manos que retornan a los libros
acosa a las musas que hibernan
hoy duermo en lengua de chivo almohadada
forcejeo con sus cuernos de ábrete sésamo
con su cara de mala miel
mañana coceré un caldo para mirar al interior
de las personas
con la esperanza de que se asome a curiosear
y caiga al hervidero
